El ex presidente Donald Trump ha instado al Congreso de Estados Unidos a terminar con un polémico programa de vigilancia interna, complicando las perspectivas de una propuesta de revisión próxima a votarse en la Cámara de Representantes. Trump se opone a renovar los elementos de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) que expiran el 19 de abril, los cuales permiten a las fuerzas del orden escanear grandes volúmenes de datos sin aprobación judicial previa.
Estas disposiciones han generado controversia, ya que tanto republicanos de línea dura como demócratas de izquierda consideran que otorgan al gobierno demasiado poder para espiar a sus ciudadanos. Argumentan que se debe requerir la aprobación judicial para acceder a estos datos, especialmente después de que un tribunal determinara el año pasado que el FBI había buscado indebidamente en la base de datos casi 280,000 veces en varios años.
Trump ha afirmado en redes sociales que la ley se utilizó ilegalmente para espiar su campaña presidencial y la de otros, aunque no ha proporcionado pruebas al respecto. Su influencia entre los legisladores republicanos podría tener un impacto significativo en el destino de la propuesta de revisión de la ley.
Por otro lado, funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia defienden la utilidad del programa, argumentando que ha sido crucial en la lucha contra el contrabando de drogas, las amenazas de ciberseguridad extranjeras y otros delitos transfronterizos. El director del FBI, Christopher Wray, advierte que sería un error requerir la aprobación judicial antes de utilizar estos datos, ya que podría limitar la eficacia de las investigaciones.