El pollo, omnipresente en la dieta mexicana, se presenta en dos variantes comunes en los supermercados: blanco y amarillo. ¿Cuál es la diferencia real y hay alguna variante más saludable que la otra? Vamos a explorar estas cuestiones.
Según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, la carne de pollo es la principal fuente de proteínas animales consumidas en México. La diferencia en el color de la piel de estos pollos se atribuye a factores como genética, dieta, nivel de actividad y edad, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
La tonalidad amarilla puede deberse a factores como la presencia de carotenoides en la dieta, como señalan investigadores del Departamento de Bioquímica y Microbiología Médica de la Universidad de Uppsala en Suecia. También, un estudio de la Universidad Texas A&M concluyó que pigmentos naturales tienen un mayor impacto en el color amarillo de la piel en comparación con los pigmentos sintéticos.
La cuestión de qué tipo de pollo es más saludable ha sido un tema debatido. Según expertos de la Universidad de Texas, no hay diferencias nutricionales significativas entre el pollo blanco y el amarillo. La elección entre ambos a menudo se basa en preferencias regionales, como la preferencia por el pollo blanco en el norte y sur de México, mientras que en el centro se prefiere el pollo amarillo.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos destaca que el color de la piel es un factor económico crucial, ya que un color brillante y uniforme puede aumentar el valor de venta del pollo. En resumen, la elección entre pollo blanco y amarillo no tiene un impacto significativo en la salud, siendo más una cuestión de preferencia y tradición regional.