Los países africanos de Mali, Níger y Burkina Faso, actualmente bajo gobiernos militares tras golpes de Estado, han formado una alianza militar con el objetivo de establecer una estrategia de seguridad independiente de las potencias occidentales. Esta iniciativa surge como respuesta a la creciente violencia extremista en la región del Sahel. Sin embargo, analistas señalan que la efectividad de esta fuerza conjunta enfrenta desafíos que podrían cuestionar su éxito.
El brigadier general Moussa Salaou Barmou, líder militar de Níger, anunció la creación de esta fuerza conjunta tras reunirse con sus homólogos de Mali y Burkina Faso. La iniciativa busca hacer frente a los desafíos de seguridad en la región del Sahel y se espera que entre en operaciones en el menor tiempo posible, según Barmou.
Esta alianza militar es parte de una serie de medidas tomadas por los tres países para buscar una mayor independencia de sus aliados regionales e internacionales. Desde una serie de golpes de Estado en la región, han buscado romper lazos militares con países vecinos y europeos como Francia, recurriendo en su lugar a países como Rusia en busca de apoyo.
A pesar de las promesas de los gobiernos militares de poner fin a las insurgencias en sus territorios, la violencia ha empeorado en lugar de mejorar. Esto ha generado dudas sobre la capacidad de la nueva alianza para abordar eficazmente los desafíos de seguridad en la región del Sahel.
