El consumo frecuente de las salsas picantes embotelladas puede provocar efectos nocivos en varias partes del organismo. Las salsas picantes embotelladas suelen acompañar varios platillos de la gastronomía mexicana como botanas, tostadas, mariscos y esquites. Sin embargo, el consumo frecuente de este producto puede generar problemas de salud.
La salsa picante procesada o embotellada tiene un exceso de sodio, según un estudio realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Por lo tanto, los expertos recomiendan la ingesta moderada de este producto por sus ingredientes.
El consumo excesivo de salsa picante puede causar problemas digestivos como el revestimiento del estómago y el intestino, acidez estomacal, reflujo ácido o en los casos crónicos gastritis. Además, puede provocar diarrea o malestar intestinal, especialmente si no están acostumbradas a alimentos picantes.
Aquellas personas que ya tienen condiciones gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable o enfermedades inflamatorias del intestino, podrían experimentar síntomas más intensos al consumir este producto.
Además, el exceso de sodio en las salsas picantes puede contribuir a la hipertensión arterial en individuos sensibles a este elemento, aumentando el riesgo de problemas cardiovasculares. Por otro lado, la manipulación de chiles o la exposición a la capsaicina de la salsa picante puede causar irritación en la piel y los ojos, especialmente si se tocan estas áreas después de manipular los chiles.