La economía estadounidense enfrenta un nuevo desafío con el repunte de la inflación en marzo, lo que podría disipar las esperanzas de un recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal en su próxima reunión de junio. Este aumento, reportado por el Departamento de Trabajo, supera las expectativas y suscita preocupación entre analistas e inversores.
El alza del 3.5% en los precios al consumo durante los últimos 12 meses, junto con el mantenimiento de la inflación subyacente en un 3.8%, evidencia una situación económica menos alentadora de lo anticipado. Este panorama, marcado por la persistente presión en los precios de la gasolina, la vivienda y el transporte, contribuye a una creciente incertidumbre en los mercados financieros.
La ausencia de progresos hacia la meta de inflación anual del 2%, sumada al estancamiento en la evolución de los precios de los alimentos, desafía las expectativas de una pronta intervención de la Fed. Expertos advierten que un recorte de tasas en junio parece cada vez más improbable, lo que genera preocupaciones sobre el rumbo de la política monetaria en el corto plazo.
Ante este escenario, los inversores reaccionaron con cautela, reflejando la incertidumbre en los principales índices de Wall Street, que experimentaron descensos significativos. A medida que la campaña electoral en Estados Unidos cobra impulso, la economía y la gestión de la inflación emergen como temas centrales, con el presidente Joe Biden enfocando su discurso en la recuperación económica y el control de los costos para las familias.
