En un estadio deportivo en la ciudad de Shibirghan, Afganistán, un hombre llevó a cabo la ejecución de otro condenado por asesinato, según testigos presenciales. El ejecutor, hermano de la víctima, disparó cinco veces al reo con un rifle en medio de una intensa nevada. Este acto marca la tercera ejecución pública en los últimos cinco días realizada por el Talibán, que ha retomado prácticas de castigos severos desde su toma de poder en agosto de 2021.
A pesar de las promesas iniciales de un mandato más moderado, el Talibán ha implementado duras penas en público, como ejecuciones, fustigamientos y lapidaciones, recordando prácticas similares a las de su mandato anterior en la década de 1990. Las autoridades talibanes no han emitido comentarios inmediatos sobre este incidente, pero la ejecución se llevó a cabo con la aprobación de los principales tribunales del país y del líder supremo talibán, el mulá Haibatullah Akhundzada.
En una serie de ejecuciones recientes, el Talibán ha demostrado su disposición a aplicar castigos públicos como parte de su sistema judicial, generando preocupación sobre el respeto a los derechos humanos y la vuelta a prácticas draconianas en Afganistán.
