Ecuador se encuentra sumido en un estado de excepción mientras enfrenta una guerra interna contra 22 organizaciones criminales, algunas vinculadas al Cartel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación. El presidente Daniel Noboa ha ordenado la neutralización de estos grupos, considerándolos objetivos militares.
La crisis alcanzó su punto más álgido cuando un grupo armado irrumpió en las instalaciones de TC Televisión en Guayaquil, tomando a periodistas como rehenes. A pesar del enfrentamiento, la policía logró desarmar a los criminales y rescatar a los rehenes, aunque dos resultaron heridos por disparos.
El periodista Stalin Baquerizo relató que durante la toma de la televisora, una compañera fue físicamente agredida por los hombres armados, generando momentos de gran tensión. Aproximadamente 200 personas estaban en el lugar durante el incidente.
Las repercusiones internacionales no se han hecho esperar. Francia ha recomendado evitar viajes a Ecuador debido a la situación de violencia, expresando su solidaridad con el país sudamericano. Por su parte, el presidente colombiano, Gustavo Petro, atribuyó la crisis a una política antidrogas fallida que ha alimentado el poder de bandas internacionales.
El estado de excepción ha otorgado a las Fuerzas Armadas la facultad de «neutralizar» a los enemigos, según el decreto emitido por el presidente Noboa. Esto ha generado un debate sobre el empleo de la fuerza pública y su carácter militar en un conflicto armado interno.
El presidente ecuatoriano reafirmó que el país está enfrentando el terrorismo financiado por el narcotráfico, agradeciendo el apoyo internacional y llamando a la unidad en este momento crítico. Organizaciones como la OEI han condenado los actos de violencia, ofreciendo su respaldo al restablecimiento del orden en Ecuador.
